Su rareza y exquisitez hacen de la trufa un tesoro gastronómico conocido y valorado desde tiempos remotos. Esta joya de nuestros bosques, altamente apreciada por su intenso aroma y característico sabor, es el cuerpo fructífero de un hongo que se encuentra enterrado bajo el suelo.
Crece normalmente bajo árboles como las encinas, los robles, los avellanos, y nuestro país está considerado uno de los mayores productores a nivel mundial. Teruel, Soria, Huesca, Navarra y Girona son las provincias privilegiadas que esconden este tesoro bajo sus tierras.
Este tipo de trufas son de color negro, recubiertas por verrugas piramidales con un aspecto violáceo con finas venas blancas bien definidas en su interior. La época de recolección va desde noviembre a marzo. Las bajas temperaturas hacen madurar la trufa de manera óptima, lo que incide de manera directa en el desarrollo de sus complejos aromas.
Cuando llega la temporada, la podrás encontrar en diversos platos de los menús gastronómicos de Gloriamar. Nos encanta incluirla en nuestros platos, porque la trufa tiene el poder de realzar cualquier plato, desde el más sencillo al más elaborado, y aporta magia, con su especial aroma y sabor, a los alimentos que toca.